La cuarta sesión del Foro RedEmprendia se realizó el martes 4 de septiembre desde el Sistema Tecnológico de Monterrey (México). El tema central de la videoconferencia, titulada "Valoración y comercialización de tecnología, de la idea al mercado" abordó las complejidades de la transferencia y comercialización de la tecnología generada por la investigación universitaria, un proceso que José Manuel Aguirre Guillén, director de la Red de Parques Tecnológicos del Sistema Tecnológico de Monterrey, defendió como “necesario para que el conocimiento tenga utilidad y llegue a la gente”.
Aguirre Guillén afirmó que “durante 200 o 300 años el proceso de generar conocimiento a través de publicaciones ha sido muy lento a la hora de poner este conocimiento en manos del individuo común”. Por este motivo, acercar el conocimiento científico al mercado es una forma más rápida y eficaz de generar, además de riqueza, “una rentabilidad social muy importante”.
Frente a los que opinan que la comercialización “ensucia la pureza de las investigaciones y el papel de la universidad en sí”, Aguirre Guillén sostiene que la venta de la propiedad intelectual “no va a cambiar la estructura básica de cómo funciona la universidad”, porque “no es una mina de oro y jamás lo será”.
Advirtió además que las universidades no deben medir esta práctica por “cuan ricas se van a hacer”. La importancia de comercializar tecnología reside, en su opinión, en la “cadena de valor” que genera en el mundo y en el mercado. Gracias a ella se “detona la existencia de más tecnología, investigación y productos”, concluyó.
El impulso a la innovación en los 80
La relevancia de la innovación tecnológica como elemento generador de riqueza comenzó en los años 80 en Estados Unidos, por diversos factores políticos y económicos. Uno de ellos, señaló Aguirre Guillén, fue la Bayh-Dole Act, que permitió patentar y comercializar la propiedad intelectual desarrollada en las universidades e instituciones públicas.
Este fenómeno, unido a una reducción de los presupuestos del gobierno para financiar la investigación, impulsó el nacimiento de las oficinas de transferencia de tecnología y la creación de spin-off y startups, primero en Estados Unidos y después en el resto del mundo.
En América Latina, sin embargo, el progreso en la cultura de patentar y comercializar la propiedad intelectual ha sido “bastante pobre”. Esto se debe, según Aguirre Guillén, a unas prácticas industriales enfocadas a la manufactura y la sustitución de importaciones, pero que no invierten en “mejorar la productividad y la competitividad”.
A esto se añadiría una “pobre relación de la empresa con la universidad” y una “cultura universitaria que no apunta a patentar los proyectos tecnológicos”, aunque se están haciendo esfuerzos para cambiar esta situación.
En el Sistema Tecnológico de Monterrey, por ejemplo, no se había generado ninguna patente hasta el año 2002. La universidad mexicana decidió entonces comenzar a recolectar los resultados de investigación que pudiesen generar propiedad intelectual y cuatro años después “éramos la universidad latinoamericana con más patentes”, aseguró.
Según los datos aportados por el director de la Red de Parques Tecnológicos, el TEC de Monterrey ha generado un total de 13 patentes y más de 20 spin-off hasta el año 2011.
Modelos para comercializar y valuar la tecnología
La segunda parte de la videoconferencia se centró en la presentación de algunos modelos para comercializar y valuar la tecnología. Aguirre Guillén insistió en que “no hay que casarse con ninguna metodología” y es necesario “buscar un equilibro” entre la idea (Technology Push) y el mercado (Market Pull).
En el apartado dedicado a la comercialización, Aguirre Guillén hizo referencia a tres de los modelos más empleados: el licenciamiento o venta de la propiedad intelectual generada por la investigación a través de una patente; la creación de spin-off, –que se suele emplear cuando la tecnología es disruptiva o revolucionaria– y la colaboración entre una empresa ya constituida y la universidad. En todos ellos es importante tener claro que “una patente no es una tecnología y una tecnología no es un producto”, sentenció.
Además, se presentó el Modelo de Jolly, que divide el proceso de comercializar en cinco subprocesos “imaginar, incubar, demostrar, promover y sostener”, entre los cuales hay a su vez subprocesos intermedios y una serie de stakeholders, a los que “hay que demostrar que merece la pena seguir adelante”. Estos stakeholders abarcan desde otros investigadores o miembros de la universidad hasta los inversores y futuros clientes a los que se dirige el producto.
En resumen, en el modelo de Jolly la comercialización de la tecnología se entiende como “el desarrollo de varios negocios en el tiempo”. Según Aguirre Guillén este es un modelo que tiene una “influencia importante” en la forma en la que se deben organizar los grupos de investigación para comercializar la tecnología.
A la hora de poner un precio a la tecnología, el director defiende que hay que apuntar “al valor, que se lo da el usuario”, por lo que es necesario comprender el uso de la tecnología y quien es su usuario. “Si identificamos a los primeros en comprar una tecnología ellos se encargarán de diseminarla”, asegura.
Un 'quick-look' desde el TEC de Monterrey
Además de presentar diferentes métodos: basados en costos, basados en mercado, por ingresos y también por la “regla del dedo”, Aguirre Guillén explicó cómo funciona el Quick Look Assessment empleado por el TEC de Monterrey.
Cuando no hay tiempo para hacer una exploración de mercado, desde el TEC de Monterrey apuestan por realizar unas siete entrevistas en profundidad, la mitad a tecnólogos y la otra mitad a expertos del mercado para “obtener una sensibilidad del mercado lo suficientemente fuerte para conocer el valor de mercado y cómo desarrollar el producto o servicio”.
Aguirre Guillén aclaró que los resultados obtenidos con este método no orientan la investigación principal, “pero nos dice hacia dónde no debemos ir”. Lo importante, añadió, es “hacer las preguntas correctas, y eso te lo da la experiencia”.
La cuarta videoconferencia del Foro RedEmprendia contó con la participación del Centro de Incubación de Empresa de Base Tecnológica del Instituto Politécnico Nacional de México, la Universidad de Cantabria, la Universidad de Antioquia y el Parc Científic de la Universitat de València. La sesión fue seguida también en streaming por diversas universidades e instituciones de Iberoamérica.
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