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viernes, 20 de septiembre de 2013

Sesión 4: "Las pymes podrían beneficiarse mucho si la universidad asumiese el papel mediador en la transferencia de conocimiento"

“Cada vez es más cierta  la frase innovar o morir”, asegura Carlos Martín-Ríos. Según el director del Center for Management Innovation (CMI) y profesor de la Rutgers University de New Jersey (Estados Unidos) la velocidad en términos de innovación tecnológica se ha vuelto “exponencial” y “vender millones de unidades ahora se logra en apenas unos años”, tal como sucedió con los iPhones y iPads de Apple tras su lanzamiento.

En un contexto en el que “el que más innova es el que se lo lleva todo”, el technology scouting –o vigilancia tecnológica- no es sólo “un tema de moda” sino una oportunidad para adquirir un conocimiento que, bien gestionado, “debería tener como consecuencia la puesta en marcha de iniciativas de innovación tecnológica que permitan alcanzar mayores rendimientos o beneficios para una organización”, afirmo el director del CMI en la cuarta sesión del Foro RedEmprendia.

Numerosos asistentes pudieron seguir la conferencia desde
las instalaciones de la Universidad de Antioquia
¿Qué es la vigilancia tecnológica? “Básicamente estar atento a lo que ocurre en el entorno respecto a cuestiones del ámbito tecnológico”, explicó el profesor Martín-Ríos. Pero no se trata sólo de adquirir conocimiento tecnológico, sino también de explorar posibles alianzas, conocer lo que está haciendo la competencia, detectar oportunidades a nivel financiero y conocer cuestiones técnicas y legales que puedan afectar a la estrategia innovadora de la empresa.



La vigilancia tecnológica se puede dividir en cuatro etapas: análisis de necesidades, definición de las fuentes de información, análisis tecnológico (elaboración de informes por parte de consultores y expertos en base a la información recopilada: proceso que se enmarca en el concepto inteligencia tecnológica) y gestión tecnológica (toma de decisiones respecto a nuestra estrategia de innovación).

Según el director del CMI, adoptar prácticas de vigilancia tecnológica permite actualizar el conocimiento en tecnología de las organizaciones, pero también sirve para apoyar el proceso de investigación y establecer el grado de novedad de un desarrollo tecnológico, ayudando a saber hasta qué punto una innovación es relevante o una “moda pasajera”. Todo ello repercute en la estrategia de I+D+i de la empresa, permitiendo minimizar el riesgo a la hora de elaborarla. “Cuando una empresa usa los tres ejes: vigilancia, inteligencia y gestión tecnológica, puede tener una visión más clara de hace donde va al mercado y podemos hacer una mejor planificación de recursos y estrategia de I+D+i”, concluyó.

Redes para la vigilancia
Uno de los métodos para desarrollar la vigilancia tecnológica es precisamente a través de relaciones inter-empresariales y redes de colaboración, sean estas formales –mediante el establecimiento de acuerdos, contratos y alianzas- o informales, como el intercambio de información en eventos, foros y otras actividades de networking.

Según el director del CMI, “los estudios demuestran que participar en redes de colaboración e intercambio de conocimiento tiene un impacto positivo para las empresas en términos de innovación, adaptación al cambio, creación de valor o resultados empresariales”. Esto es así no sólo para las grandes empresas, sino también para las pymes. A modo de ejemplo, Carlos Martín-Ríos expuso los resultados de una investigación propia realizada entre las empresas de base tecnológica ubicadas en el parque científico y tecnológico de una universidad. Este análisis demostró que la participación en redes “tenía un efecto positivo tanto en la innovación como en los resultados financieros” de las empresas.

¿Y existen riesgos? Según Carlos Martín-Ríos, los intercambios de conocimiento se suelen dar en cuestiones que son fácilmente imitables pero cuya difusión no tienen consecuencias graves para la empresa: procesos, cuestiones organizativas, elementos de mejora continua y no innovaciones disruptivas. Tener clara la estrategia de innovación es fundamental para saber qué se puede compartir y qué no. Además, apunta que cuando se habla de "temas sensibles" lo más habitual es firmar acuerdos formales y establecer alianzas estratégicas.

Por otra parte, hay numerosos factores que influyen en este intercambio de conocimientos entre las empresas y organizaciones, como los recursos y personal disponibles para desarrollarlo o la proximidad geográfica, una “condición necesaria pero no suficiente”.

Alianzas universidad-empresa
El perfil del vigilante tecnológico se corresponde con el de una persona con conocimientos técnicos grandes que les permitan estar al día en temas de proyectos de investigación, normativas, patentes… y también con unas habilidades sociales importantes para establecer vínculos con instituciones públicas, con otras empresas, para acudir a foros y congresos. Las grandes empresas incluyen este tipo dentro del cuadro de personal de la compañía, sin embargo, en las pymes sueles ser un consultor externo.

Martín-Ríos destacó también el papel central que deben jugar las universidades en la vigilancia tecnológica y el desarrollo económico.  En este sentido, sostiene que “las pymes podrían beneficiarse mucho si la universidad asumiese el papel de mediadora y facilitadora en la transferencia de conocimiento”, y apuntó que cada vez son más las instituciones educativas que apuestan por ello. “Lo fundamental a la hora de la relación universidad-empresa es que exista dinamismo de ideas”.

La cuarta videoconferencia del Foro RedEmprendia 2013 contó con la participación de la Universidad de Antioquia, el Observatorio Virtual para la Transferencia de Tecnología (OVTT), la Fundación Leonardo-Torres Quevedo de la Universidad de Cantabria y el Centro de Incubación de Empresas de Base Tecnológica del Instituto Politécnico Nacional de México.

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